¿Por qué no?

Suena a tópico, pero parece mentira como pasa el tiempo.

En mi caso, echo la vista atrás 6 meses y recuerdo los primeros días de entrenamiento allá por noviembre. Esa semana estuve planificando la temporada sobre el papel, al estilo tetris para cuadrar todas las obligaciones: 1 hora por aquí después de clase, 2 horas este sábado que saldrá soleado, ese lunes de descanso tras la paliza del finde...

total que tras los malabares con la agenda, queda la realidad del día a día: imprevistos, lesiones y mal tiempo. Es algo que se debe asumir para no acabar dejando la bici en el trastero. Paciencia, fundamental. Y sobre todo tener un objetivo que te haga sacar fuerzas en los momentos más duros.

El entrenamiento está hecho; la bici en camino; la maleta a medias. La mente ya lleva unas semanas por allí. El canguelo cada vez más presente, y las ganas de empezar a pedalear ni os cuento...

El próximo lunes madrugaré como de costumbre, pero no para ir al curro sino para encarar junto a otros 500 locos los 600 kilómetros de pistas y piedras que separan Erfoud de Granada.

Para los "Pros" puede que suponga una muesca más en sus escopetas; compiten en carreras parecidas cada mes. Para los curritos que no vivimos de esto, supone mucho más. Un reto, un desafío constante y una aventura única que recordaremos siempre, ya sea en el puesto 200 o el 500.

Mi objetivo lo tengo claro: disfrutar y sufrir cada pedalada. Solventar los imprevistos propios y ajenos. Atravesar la linea de llegada en Granada...

Dicen que lo difícil se consigue y lo imposible se intenta. ¿Y por qué no intentarlo?...